Feminismo transinclusivo

Feminismo transinclusivo

 

Feminismo transinclusivo

En los últimos meses hemos visto cómo en el movimiento feminista, aunque sabemos que existen muchas ramas, hay dos en concreto en la que se ha formado un división de opiniones, estamos hablando del feminismo transinclusivo y el excluyente. Antes de continuar vamos a explicar brevemente y de forma muy básica algunos conceptos: una persona transexual es aquella cuya identidad de género no se corresponde con la identidad que le dieron al nacer, una persona transgénero es aquella que tiene un comportamiento o expresión de género no binaria y luego dentro del término trans existen realidades mucho más diversas.

 

Las personas trans en nuestra sociedad actual y en el mundo siguen sufriendo una gran discriminación.

Se les dice que están equivocadas y muchas personas escudan su discurso transfóbico por medio de una argumentación biologicista ignorando totalmente el daño que provocan y los riesgos que sufre una persona trans por el simple hecho de serlo. Tristemente este discurso hemos tenido que escuchar no sólo en los sectores más rancios, machistas y lgtbfóbicos de la derecha española, también hemos tenido que escucharlo de aquellas a las que consideramos compañeras en el movimiento feminista.

En el año 2019 se realizaron en la ciudad de Gijón unas Jornadas de la Escuela Feminista Rosario Acuña, en la cual se habló de las mujeres trans y de la apropiación del género. En estas Jornadas se llegaron a referir a una mujer trans en masculino negándole de esta forma su identidad, negando su existencia y su realidad. Estas Jornadas fueron el desencadenante de un debate que sigue a día de hoy.

 

Para entender la opinión y la realidad de lo que supone ser una mujer transexual dentro del movimiento feminista hemos querido realizarle una entrevista a nuestra compañera Laura.

Una joven de 19 años que pertenece a Mil Voces Violetas y al grupo de jóvenes LGTB de La Liga de la Diversidad. Laura nos cuenta que descubrió su identidad a muy temprana edad: “empecé a notar que algo no andaba bien y que me sentía más una chica que un chico a los 3 años y no fue hasta que cumplí los 12 años que descubrí un término que jamás había escuchado: transexual. Toda la información la conseguí gracias a mi primer móvil y a navegar por internet buscando que era lo que creía que me pasaba y entonces descubrí que no era la única que me sentía así, esto me hizo sentirme muy aliviada”.

A pesar de lo que se pueda pensar, generalmente, las personas descubren su identidad a muy temprana edad, entre los 3 y los 4 años aunque no sepamos definir ese sentimiento con claridad.

No fue hasta su mayoría de edad que Laura dijo a su entorno más cercano que era una mujer y que siempre lo había sido:

“He tenido la suerte de que mis padres se lo han tomado realmente bien ya que son de mente abierta y me han apoyado prácticamente en todo. Les expliqué todo lo que sentía, cuál era mi realidad y que me aceptaran me hizo verdaderamente feliz. También tuve la suerte de que mis amigas/os se lo tomaron muy bien y me aceptaron. El problema principal fue decírselo abiertamente a toda la gente que me conoce,  hubo de todo aunque lamentablemente tuve que aguantar el rechazo de muchas personas”. 

 

Para muchas personas que viven la realidad de ser LGTB+, la familia, el entorno y el contexto social en el que estén puede ser verdaderamente difícil ser y amar en libertad. El entorno académico en el que estamos educando a nuestra juventud también es muy importante en el desarrollo de una sociedad más justa y muchas veces son los propios centros educativos los que no están preparados para aceptar la realidad de las personas trans. 

 

Laura, que ahora mismo está estudiando un grado medio de electricidad y el año que viene por fin podrá estudiar informática para dedicarse en un futuro a ser programadora de videojuegos, nos cuenta cómo fue su realidad en las aulas:

“En el instituto me dijeron que no podía ir al baño de mujeres y me dieron un baño individual para mi sola, he recibido todo tipo de insultos por andar por la calle, llegando a clase y he tenido que aguantar discriminación y bullying por vestir cómo yo deseaba o por pedir que me tratasen por mi nombre. No sólo en la vida cotidiana he sufrido discriminación, por redes sociales me han llegado comentarios ofensivos y horribles que me dañaron muchísimo la autoestima durante mucho tiempo. He tenido la suerte de que contaba y sigo contando con personas que me apoyan pero al principio fue muy duro”. 

 

Referente al futuro que quiere tener Laura nos acordamos de la dificultad que tienen muchas mujeres trans en el mundo laboral ya que sufren de una alta tasa de precariedad:

Estoy segura de que en la mayoría de entrevistas me van a rechazar por el simple hecho de ser transexual o me lo van a poner muchísimo más difícil porque lamentablemente una persona que entrevista no se va a complicar en contratar a una persona que considera que es diferente y te puede dar problemas. Aunque no es así, sigo siendo un ser humano y no soy diferente a las y los demás,  debe valorarse mi capacidad a la hora de trabajar, merecemos los mismos derechos y oportunidades que las personas cis y deberíamos tenerlos”. 

 

A pesar de la desesperanza, nuestra compañera tiene muy claro que va a luchar por ser programadora de videojuegos ya que es lo que desea:

“No pienso vivir con miedo, voy a luchar por la profesión que quiera por mucha desigualdad que haya porque es lo que me gusta y quiero, además, hacerles ver a otras personas que tengan la misma situación que yo, que se puede luchar contra todo y que no estamos solas”. 

Cómo hemos mencionado anteriormente, Laura pertenece al grupo joven La Liga de la Diversidad, perteneciente a la asociación XEGA que se encuentra en la ciudad de Gijón.

El pertenecer a este grupo joven ha ayudado mucho a nuestra compañera para descubrir otras realidades:

“Gracias a descubrir el grupo he podido encontrar a personas como yo y me he sentido más apoyada y más comoda. También he recibido muchísimos consejos y aprendido cosas que no sabía, para que la vida me sea más fácil como mujer transexual, entre  ellos que puedo cambiarme el nombre legalmente de forma muy fácil y que para eso no necesito esperar 2 años de hormonación. Estoy muy agradecida con mis compañeres, siempre me han apoyado y ayudado en todo”.

Además de pertenecer a La Liga de la Diversidad y reivindicar la lucha del colectivo LGTB, nuestra compañera se considera así misma feminista pero nunca se atrevió hasta hace poco a unirse a la entidad Mil Voces Violetas por miedo al rechazo por ser una mujer transexual:

“En esta asociación se defiende un feminismo transinclusivo y me alegro mucho de haberla descubierto, me está aportando muchas cosas buenas y además me siento muy a gusto con todas mis compañeras”.

Ante esto, nos surge la pregunta de si  alguna vez nuestra compañera se ha sentido rechazada por parte del movimiento feminista por el hecho de ser una mujer transexual:

“Lamentablemente si, una vez me dijeron que yo no podría saber lo que es ser una mujer y lo que sufren, porque yo soy un hombre blanco privilegiado”.

 

Después de esto nos damos cuenta de que muchas veces incluso en este movimiento seguimos teniendo unos privilegios cómo son el de ser mujeres cis-sexuales y a veces nos olvidamos de que también existe la discriminación múltiple.

“Por suerte, la mayor parte del movimiento feminista si entiende y apoya nuestra realidad aunque haya un sector que quiera excluirnos. Yo llevo mucho tiempo considerandome una mujer feminista y así va seguir siendo. En este sector se han dicho cosas cómo que somos hombres disfrazados o que los hombres transexuales son traidoras del género.

Esperemos que con el tiempo vean que eso es un discurso de odio y transfobia, porque debemos entender que lo que debemos hacer es luchar contra nuestro enemigo común, cómo es el sistema cis-hetero-patriarcal. En el movimiento feminista es muy importante la presencia de mujeres transexuales porque la diversidad de la sociedad y nuestra realidad merecen ser reconocidas. Las mujeres transexuales somos tan mujeres como cualquier otra y también podemos ser feministas. No podemos estar excluyendo a mujeres porque consideramos que no lo son, en vez de eso debemos unirnos todas para acabar con el machismo y la LGTBfobia, porque juntas somos más fuertes”.

 

Después de escuchar la experiencia de nuestra compañera nosotras tenemos claro de que en el movimiento feminista no hay espacio para el odio ni la discriminación de ningún tipo, tenemos claro que le moleste a quien le moleste las mujeres trans son nuestras compañeras y que esta lucha la vamos a ganar de la única forma que sabemos:

Unidas. 

Para finalizar, Laura tiene un mensaje que dar a todas aquellas personas LGTB+  que se puedan sentir identificadas con su realidad.

“Tenemos mucho por lo que seguir luchando y a toda aquella persona que sienta que pueda ser rechazada por el movimiento feminista que no tenga miedo, este movimiento lucha por la igualdad y por conseguir una sociedad más justa”. 

 


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